Era muy joven cuando me interesé por primera vez en la psicoterapia. El comportamiento de los adultos me desconcertó y me volví curiosa acerca de mis propias fuentes de dolor. Empezé a explorar lo que significa vivir bien y cómo las condiciones adversas impactan la experiencia de vida de cadauno. A los 24 desarrollé una enfermedad que cambió mi vida, y fue entonces cuando llegué a comprender la conexión inherente entre la mente y el cuerpo. Esa experiencia me inspiró para vivir una vida más profunda y me sumergí en la práctica y la enseñanza del Yoga. Además, en 2015 fundé Kahuna Temple, una empresa dedicada en apoyar la restauración del cuerpo y la mente a través del trabajo corporal y el movimiento.

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Habiendo experimentado traumas tanto en mi infancia como en mi edad adulta, tengo conocimiento de primera mano de cómo los eventos traumáticos pueden afectar drásticamente el sentido de uno mismo y la forma en que uno entiende e interactúa con el mundo. Al trabajar en la recuperación de experiencias insoportables, aprendí cuánta paciencia y coraje se necesitan para superar esos daños. También, me enseñó la importancia de la confianza y la necesidad de anclas en nuestra vida. Tener a personas a las que podemos recurrir que nos entiendan, apoyan y ayudan, como amigos, familiares y un terapeuta confiable y profesional, es la base para toda curación.